A 27 meses de la desaparición de 43 estudiantes de la escuela para maestros de Ayotzinapa, padres y familiares marcharon hasta la Basílica de Guadalupe, pero no tuvieron acceso a una misa en la nave principal del centro mariano.
Aun cuando aseguraron que la misa se efectuaría durante una marcha, en la que los manifestantes clamaron por justicia mientras portaban globos y las fotografías de sus hijos desaparecidos, la ceremonia no se efectuó conforme a lo planeado.
Personal de seguridad del principal centro mariano de América Latina impidió, además, el acceso de representantes de medios a la misa bajo el argumento de que los padres habían solicitado que fuera privada.
Sin embargo, al término de la ceremonia religiosa oficiada por el obispo de Saltillo, Raúl Vera, el representante legal de los padres de los 43 desaparecidos desmintió al personal de La Villa.
"Fue una misa tensa por este trato humillante de parte de las autoridades de la Basílica hacia los padres de Ayotzinapa", dijo el abogado Vidulfo Rosales.
Según el representante legal, el rechazo a los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa ha sido "sistemático" en la Basílica de Guadalupe, donde "no les quieren dar una palabra de aliento".
Rosales aseguró que el trato recibido en La Villa no lo han tenido ni en la Secretaría de Gobernación, ya que durante la misa cuatro policías federales estuvieron vigilantes e impidieron que los asistentes tomaran fotos o videos.
