Obstáculos a empresas que negocien con Cuba

 Cargill planea vender más maíz y soya. MasterCard aspira a tener otro lugar donde los estadounidenses puedan usar sus tarjetas de crédito. Marriott ve playas que necesitan hoteles.
 
Y en las afueras de Orlando, Florida, Danny Howell sabe que habrá demanda para sus piezas de Chevrolet clásicos.
 
Empresas estadounidenses han comenzado a pensar en formas de aprovechar el anuncio de la semana pasada de que Estados Unidos reanudará relaciones diplomáticas con Cuba y hará menos estrictos los obstáculos al comercio con uno de los últimos regímenes comunistas del mundo.
 
Pero esos ambiciosos planes exigen que el Congreso de Estados Unidos levante el embargo a la mayoría de las exportaciones a Cuba. Y dada la fuerte resistencia de algunos en el Congreso, eso no pudiera suceder pronto. Pero muchos analistas piensan que, a final de cuentas, el Congreso levantará el embargo.
 
"Es una gran noticia, es un mercado completamente virgen", dijo Seth Kaplowitz, abogado y conferencista en temas de finanza en la Universidad Estatal de San Diego.
 
Pero dicho eso, expertos en asuntos cubanos tienen un mensaje para cualquier empresa que esté pensando en ganancias fáciles: deben tener paciencia.
 
Después de años de rígida planeación económica y medio siglo de embargo, reanudar los lazos comerciales a un nivel normal probablemente será algo complejo y prolongado. Estados Unidos debe cambiar leyes y normas, y Cuba debe crear una economía más hospitalaria a la inversión extranjera.
 
"Al gobierno cubano le queda mucho por hacer", dijo Jodi Bond, vicepresidente para las Américas de la División Internacional de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. "No creo que ningún negocio esté bajo ilusión de que será una transición fácil o que las puertas se abran de par en par".
 
Pero incluso así las perspectivas son atractivas.
 
Economistas del Instituto Peterson de Economía Internacional calculan que las exportaciones de bienes estadounidenses a Cuba pudieran llegar 4.300 millones de dólares anuales, de 360 millones en el 2013. Y las exportaciones de bienes cubanos pudieran llegar a 5.800 millones anuales, de cero en este momento.
 
Un levantamiento completo del embargo pudiera beneficiar, entre otros, a agricultores, fabricantes de vehículos y tractores, aerolíneas, compañías hoteleras y fabricante de telecomunicaciones de Estados Unidos. Estados Unidos le vende a Cuba unos 350 millones de dólares anuales en productos agrícolas, como maíz, arroz, soya y pollo congelado, según el Oficina de Productos Agrícolas de Estados Unidos. Una ley del año 2000 hizo menos estrictas las normas para exportar alimentos y productos relacionados con la salud.
 
Esas importaciones pudieran dispararse una vez que Washington alivie las restricciones a las transacciones financieras, lo que pudiera ocurrir pronto. Cuando Cuba compra productos agrícolas estadounidenses debe pagar por anticipado, aunque el comercio internacional por lo general se hace a crédito.
 
"Lo que nos ha afectado son las restricciones financieras", dijo Devry Boughner Vorwerk, vicepresidente de Cargill, el gigante agrícola, quien dijo que la decisión de Estados Unidos "es un gran primer paso".
 
Las agencias de viajes de Estados Unidos se han mostrado deseosas por estrechar las relaciones con la isla caribeña, que está a sólo una hora de vuelo de Miami. Las aerolíneas Delta Air Lines y JetBlue Airways, las empresas hoteleras Hilton Worldwide, Marriott International y la línea de cruceros Carnival Corp. han expresado interés en los acontecimientos de la semana pasada, aunque la mayor parte de sus planes tendrán que esperar hasta que se levante el embargo.
 
Arne Sorenson, presidente ejecutivo de Marriott, dijo que la empresa "espera abrir hoteles en Cuba, como han hecho ya firmas de otros países".
 
Apple Leisure Group, que reserva 2 millones de paquetes vacacionales anuales al Caribe, se apresta a inaugurar su hotel número 38 en la región, y está desarrollando un plan para Cuba.
 
"Pudiéramos coordinar rápidamente vuelos fletados a la isla" o comprar un hotel y convertirlo en uno centro turístico de la marca Sunscape, dijo su presidente ejecutivo, Alex Zozaya, quien piensa en un mercado para los hoteles de lujo de la compañía, como Secrets y Dreams.
 
Pero eso sería mucho más adelante.
 
"Cuba no tiene la infraestructura adecuada para satisfacer un mercado me lujo intermedio", dijo Zozaya.
 
La isla, que parece empantanada en los años 1950, necesita inversiones desesperadamente. Cuba está muy por detrás de la República Dominicana en la porción de la producción económica que dedica a la infraestructura pública, como carretas, fábricas y vivienda. De hecho, Cuba tiene una de las menores tasas de inversión del mundo, según el Banco Mundial.
 
Si se levanta el embargo, las petroleras estadounidenses podrían encontrar un nuevo mercado para los combustibles o tecnología de refinación en Cuba. Pero la isla ha batallado para encontrar un socio que financie la modernización y ampliación de su mayor refinería. Y proveedores de equipo de generación y transmisión de electricidad, como General Electric, pudieran ayudar a mejorar y ampliar el servicio eléctrico en la isla.
 
Por su parte, firmas estadounidenses de tecnología pudieran estar interesadas en establecer en la isla plantas de ensamblaje de componentes electrónicos, aprovechando el bajo costo de la mano de obra y la cercanía a Estados Unidos, a diferencia de India o China.
 
El presidente Barack Obama ha anunciado que sólo aliviará restricciones de viaje y para hacer negocios en Cuba. Pero incluso esta medida limitad exige que las autoridades normativas estadounidenses redacten nuevas normas. Estados Unidos, por ejemplo, permitirá ahora que empresas como John Deere venda tractores a agricultores privados cubano, pero a organismos estatales. No está claro cómo se definirán las exigencias para determinar que una granja privada es elegible.
 
"Todas estas normas deben redactarse, no es sencillo", dijo Kirby Jones, asesor en asuntos de comercio entre Estados Unidos y Cuba. "Eso pudiera demorar semanas o meses".
 
Por su parte, La Habana ha enviado mensajes poco definidos sobre su apetito por la participación extranjera en su economía. Cuba aprobó en marzo una nueva ley de inversión extranjera para atraer capital foráneo, pero en septiembre encarceló a un ejecutivo canadiense bajo cargos de corrupción, lo que provocó preocupación entre la comunidad de empresarios extranjeros en la isla.
 
"El clima de inversión extranjera no es el mejor", dijo Archibald Ritter, economista de la Universidad Carleton en Ottawa que se especializa en Cuba. Ritter dijo que las empresas extranjeras que quieran entrar al mercado cubano pudieran ser obligadas a establecer firmas conjuntas con entidades estatales.
 
China exigió esas condiciones cuando abrió su economía en los años de 1980 y 1990, y muchas compañías estadounidenses y de otros países consideraron las empresas conjuntas algo inútil y costoso.
 
Cuba no tiene mucha riqueza. Su economía ocupa el lugar 69 en el mundo, aproximadamente la mitad de la de Hawái. El ingreso per cápita es de unos 6.200 dólares al año, según las Naciones Unidas. Eso significa que los fabricantes de autos de Detroit, por ejemplo, probablemente no vendan muchos vehículos en Cuba.
 
"Nadie puede comprar un carro nuevo", dijo Karl Brauer, analista de Kelley Blue Book.
 
Pero esa podría ser la ventaja para Danny Howell, quien vende piezas para Chevrolets y Chryslers clásicos cerca de Orlando. Su negocio, Southeast Chevy Parts Inc., se especializa en piezas originales de vehículos de 1955.
 
Howell, quien revisa anuncios e instalaciones de almacenamiento para comprar carros y tomar las piezas, ya vende indirectamente a Cuba. Ciudadanos estadounidenses con familiares en la isla con frecuencia le compran piezas y las envían a Cuba para mantener a los viejos carros en la calles. La demanda debe aumentar a medida que se alivien las restricciones comerciales, dijo Howell.
 

"Me encantarían que abrieran las puertas", dijo. 

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