Kerry afronta situación crítica en Irak

BAGDAD - El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, voló a Bagdad para reunirse con líderes iraquíes e instar personalmente al gobierno de liderazgo chií a que dé más poder a sus rivales políticos antes de que una insurgencia suní controle más territorio en todo el país y acabe con las esperanzas de una paz duradera. No se esperaba que la reunión prevista entre Kerry y el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, transcurriera en un clima cordial, dado que las autoridades de Washington han insinuado que el primer ministro debería dimitir como un paso necesario para frenar la violenta insurgencia.

[Relacionado: Rebeldes toman dos pasos fronterizos] Tampoco traerá resultados inmediatos y tangibles, dado que al-Maliki no ha mostrado intenciones de marcharse y las autoridades iraquíes llevan tiempo escuchando -para después ignorar- los consejos de Estados Unidos, para no parecer controladas por el fantasma de la ocupación estadounidense de Bagdad hace ya una década. Aun así, después de haber sufrido juntos más de ocho años de guerra en los que murieron casi 4,500 soldados estadounidenses y más de 100,000 iraquíes, ambas partes están poco dispuestas a hacer oídos sordos a la posibilidad muy real de que el país vuelva a caer en un brote de violencia sectaria. "Este es un momento crítico en el que, juntos, debemos instar a los líderes iraquíes a que se alcen sobre las motivaciones sectarias y formen un gobierno unido en su determinación de satisfacer las necesidades y hable por las demandas de todo su pueblo", dijo Kerry un día antes en El Cairo. Entre los objetivos de su viaje están reunirse con el presidente egipcio, Abdul Fatá el Sisi, y abordar una solución regional que ponga fin al derramamiento de sangre de la insurgencia del Estado Islámico de Irak y el Levante, o EIIL.

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Kerry llegó a Bagdad apenas un día después de que los milicianos suníes capturasen dos puestos fronterizos clave, uno en la frontera con Jordania y otro con Siria, agravando la situación de al-Maliki. Las victorias militares del EIIL en el norte y el oeste de Irak han puesto en evidencia los problemas de las tropas iraquíes, con formación estadounidense. En el norte, las tropas huyeron ante el avance de los milicianos dejando atrás sus armas, vehículos y otros equipamientos. En algunos casos en el oeste, se marcharon cuando los milicianos se acercaron o al conocer la caída de otras ciudades.

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