¿Inseminación artificial, parte de la negociación?

La inseminación artificial para que el espía cubano Gerardo Hernández pudiera concebir un hijo con su esposa, la también espía Adriana Pérez, a pesar de estar él encarcelado en Estados Unidos, pudo haber sido parte de las negociaciones que se llevaron a cabo entre Estados Unidos y Cuba para poder restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Hernández fue uno de los tres espías cubanos que regresó a su país el pasado miércoles como un héroe, al ser parte del acuerdo que permitió la liberación de Alan Gross, un subcontratista estadounidense encarcelado en La Habana desde hace cinco años.

Las fotografías de Hernández, quien estuvo 16 años en prisión, siendo recibido por su mujer, de 44 años, en un avanzado estado de embarazo dieron de qué hablar a las malas lenguas antes de darse a conocer que el bebé es fruto de una inseminación artificial a la que ella, quien no podía viajar a Estados Unidos ni gozar de visitas conyugales, se sometió en Panamá.

Funcionarios cubanos empezaron a presionar al gobierno americano para que ayudara a Hernández y a su esposa a concebir un bebé en el 2010, cuando un diplomático cubano puso el tema sobre la mesa con un contraparte estadounidense en Washington, según publica The New York Times.

Cuando el senador demócrata por Vermont Patrick Leahy, uno de los principales defensores de restablecer relaciones con Cuba, visitó La Habana en febrero del 2013, funcionarios cubanos le pidieron si podía reunirse con Pérez, quien pidió que intercediera por su causa, la cual prosperó por cuestiones humanitarias.

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