Maquillando a la muerte: la labor que desafía al miedo

Exploramos el mundo de quienes preparan a los difuntos antes de darles el último adiós.

SAN ANTONIO – Personas que no hablan, ni se mueven, ni respiran, así son los clientes de quienes se pasan sus días maquillando a la muerte.

Se trata de un trabajo que no todos se atreven a hacer, pero que muchos agradecen pues les permite despedirse de sus seres queridos de la mejor manera posible.

Un grupo selecto de profesionales se encarga de preparar los cuerpos para su último encuentro con sus familiares, durante sus servicios fúnebres.

Ricardo Sánchez, embalsamador, encontró su pasión desde temprana edad, cuando quedó fascinado con el trabajo de la funeraria tras perder a un ser querido.

Sánchez explicó que el proceso de preparar los cadáveres es largo y comienza reemplazando la sangre con químicos para preservar el cuerpo y crear la ilusión de vida.

“A veces tenemos que construir narices, caras, orejas, depende del trauma del caso”, aseguró Gene Gonzalez, maquillista.

Los siguientes pasos son vestir y maquillar al difunto.

“Le preguntamos a la familia que nos traiga una foto para ver cómo usaba su pelo, ellos lo quieren como se acuerdan de la persona”, agregó Gonzalez.

A pesar de que aman lo que hacen también sufren las pérdidas de sus clientes, pero aseguran que no lo cambiarían por nada.

“Yo no me veo haciendo otro tipo de trabajo porque yo pienso en mi corazón que Dios me puso aquí donde debo de estar”, precisó Sánchez.

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