Una elección reñida en EEUU puede ser una pesadilla

WASHINGTON - ¿Qué sucede si Estados Unidos despierta el 9 de noviembre con otra elección no decidida, intensamente disputada? ¿Qué pasa si el resultado se decide en el ínfimo margen en uno o dos estados, un candidato pidiendo un recuento, el otro ante las cortes?

Sabemos lo que sucedió en el 2000, cuando la Corte Suprema, en votación de 5-4, selló efectivamente la elección en favor de George W. Bush.

Esa decisión controversial fue tomada por un tribunal de nueve jueces. Esta vez, hay solamente ocho jueces y la posibilidad de una votación empatada. Eso dejaría válido un fallo de un tribunal inferior, federal o estatal, sin un fallo definitivo del máximo tribunal de la nación.

"Sería como Bush v. Gore, con un giro", dijo un experto de ley electoral, el profesor Richard Hasen, de la Universidad de California en Irvine.

"Yo lo llamo un escenario de pesadilla", dijo Joshue Douglas, profesor de leyes de la Universidad de Kentucky.

Hace dieciséis años, la corte estuvo dividida 5 a 4 sobre si debía involucrarse en la decisión y entonces votó 5-4 para frenar un recuento ordenado por la corte de Florida. Los cinco jueces más conservadores estuvieron de parte del republicano Bush, mientras que los cuatro más liberales fallaron por Gore.

"¡Era obvio!", dijo el juez supremo Anthony Kennedy dijo en el libro "Supreme Conflict" (Conflicto Supremo), de Jan Crawford, sobre la decisión de aceptar el caso. "¿Un tribunal estatal decidiendo un asunto constitucional federal? Por supuesto que aceptamos el caso".

Las probabilidades de que la historia se repita en Florida y en otras partes son pocas. Pero es difícil descartar cualquier posibilidad, no importa cuán remota, en una apretada campaña en la que ya ha habido demandas demócratas sobre supresión de votos y acusaciones republicanas de que la elección será amañada.

La razón por la que la votación de la Corte Suprema es siquiera posible se deriva de otro aspecto de este inusual año electoral, la negativa de los republicanos en el senado para debatir la nominación por el presidente Barack Obama del juez Merrick Garland para cubrir la vacante dejada por la muerte de Antonin Scalia en febrero.

Cualquier decisión de pedir un recuento o disputar de cualquier otra forma los resultados de las elecciones dependería del margen en cualquier estado y su potencial para afectar el resultado nacional. En el 2000, ni Bush ni Gore pudieron conseguir la mayoría de 270 votos en el Colegio Electoral sin Florida.

"Candidatos que pierden por una fracción de porcentaje, hasta 1.5%, van a explorar al menos sus opciones para solicitar un recuento o retar los resultados en un estado particular", dijo Michael Morley, profesor de leyes de la Universidad Barry en Orlando, Florida. Morley representó al republicano Joe Miller en su cuestionamiento post electoral a la senadora de Alaska Lisa Murkowski, que ganó la reelección tras perder la primaria ante Miller en el 2010.

Si un recuento inicial no resuelve las cosas, una demanda pudiera seguirlo, y las apelaciones pudieran llegar hasta la Corte Suprema, donde la ausencia de una mayoría impediría una decisión.

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