Estados Unidos no solo se plantea restringir los viajes desde Brasil, sino también desde otros países de Sudamérica, con el objetivo de contener la expansión del COVID-19, dijo este miércoles en Orlando, Florida, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence.
"Estamos observando con mucho cuidado lo que está ocurriendo en Sudamérica, incluyendo a Brasil. En los últimos días hemos visto un aumento significativo de los casos", dijo Pence en declaraciones a la prensa.
Pence agregó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha considerado estas "restricciones de viajes adicionales".
Trump dijo este martes que se plantea vetar la entrada a su país de los extranjeros procedentes de Brasil, el tercer país del mundo con más contagios de COVID-19 después de Estados Unidos y Rusia, y que le gustaría eliminar la prohibición a los viajes desde Europa "lo más pronto posible".
Acompañado del gobernador de Florida, Ron DeSantis, Pence llevó este miércoles máscaras al hogar de la tercera edad Westminster Baldwin Park, en Orlando, en el centro de Florida, y tiene previstas reuniones con empresarios hoteleros y turísticos para hablar de la reactivación de este sector, uno de los más afectados en el llamado "estado del sol".
Cuando aún permanecen cerrados los parques temáticos de Disney y Universal, como también las playas del condados como Broward y Miami-Dade, motores importantes de la industria turística de Florida, Pence elogió el plan de reapertura económica de DeSantis.
"Yo realmente creo que Florida ha marcado el ritmo", manifestó Pence.
En ese sentido DeSantis, dijo que Florida no solo había bajado la tasa de muertes, sino que tenía "mucho menos muertes en general", al reiterar que habían pasado "ocho semanas" desde que los periodistas dijeron que el estado iba a ser el próximo Nueva York o Italia.
"Florida tiene la tasa de mortalidad más baja y el estado fue el centro de llegada de decenas de miles de gente provenientes de focos de contagio en el mundo", subrayó. "Entonces, hemos tenido éxito", agregó.
La mayoría de los 67 condados de Florida, exceptuando Miami-Dade y Broward, están al "pleno" de la implementación de la primera fase de reactivación, que incluye la apertura de restaurantes, tiendas, gimnasios, museos y peluquerías, todos a la mitad de su capacidad, como también ciertas cirugías.
Miami-Dade y Broward, los más afectados por la pandemia, están en la misma fase, pero a un ritmo más lento de apertura de negocios y a un cuarto de su capacidad.
La visita de Pence coincide con la apertura parcial del centro comercial de Disney Springs, que este miércoles se unió a la de CitiWalk, el complejo de compras y restaurantes de Universal, que abrió el jueves pasado también con una capacidad limitada.
Acompañado de DeSantis y Seema Verma, miembro del grupo de trabajo sobre coronavirus de la Casa Blanca, el vicepresidente estuvo de paso por el Westminster Baldwin Park, en el que dijo no se ha presentado ningún caso de COVID-19.
Pence llevó máscaras y guantes, entre otros equipos de protección personal, para un periodo de dos semanas, como parte de una iniciativa que dotará con estos materiales a 15,000 de estos hogares de la tercera edad en todo el país.
"Ahora que Florida comienza a abrir vamos a seguir colaborando con usted para proteger a sus más vulnerables", le dijo Pence a DeSantis.
Tanto los hogares geriátricos como los parques temáticos aun no hacen parte de la reactivación económica del estado.
Ambos deberán enviar al gobernador DeSantis sus planes de apertura para volver a recibir las visitas de familiares, en el caso de los geriátricos, y turistas, en el de los parque temáticos.
Esta vez el vicepresidente Pence, cuya jefe de prensa Katie Miller contrajo recientemente el nuevo coronavirus, sí usó máscara después de las críticas que ha recibido por no hacerlo durante una visita en abril pasado a la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
Sin embargo, en el Aeropuerto Internacional de Orlando estuvieron conversando sin máscara Pence, DeSantis, Verma y el secretario de Trabajo, Eugene Scalia.