SAN ANTONIO - Como tantos otros de su edad, Mia Orta permanece en casa debido a la pandemia del nuevo coronavirus. Parte de su tiempo lo invierte sentada frente a una máquina de coser, confeccionando cubre bocas que dona a personal médico en los hospitales.
La niña de 10 años ha puesto en práctica las enseñanzas de su abuela María Llamas, quien está desaparecida hace tres años. Ahora más que nunca siente que ha encontrado la mejor forma de honrar su memoria.
Tras enterarse de la escazes de equipo de protección en el sector médico, Mia puso su manos en acción. Sus destrezas le permiten crear mascarillas de tela que lucen sencillas, pero que sin duda serán muy útiles para quienes trabajan de cerca con los contagiados.
Además, son reusables. Se pueden lavar para continuar usándolas en lugar de tirarlas a la basura.
Su misión es ayudar a los más necesitados dentro de su comunidad, especialmente durante la crisis causada por la pandemia. Y quiere que las demás personas busquen cómo ayudar a otros.
