SUTHERLAND SPRINGS, Texas – La tranquilidad de la comunidad de Sutherland Springs, Texas, estuvo acompañada de 26 campanadas este jueves antes del mediodía, a la misma hora que tres años atrás 26 feligreses de First Baptist Church fueron asesinados en lo que se convirtió en una de las peores masacres de Estados Unidos.
Este 5 de noviembre marcó el tercer aniversario de la balacera en la que murieron nueve menores de edad, incluyendo a un bebé que aún no nacía, y 17 adultos cuando un hombre entró a la iglesia y comenzó a disparar con un rifle en contra de los ahí presentes, recorriendo fila por fila. Otras 20 personas resultaron heridas.
Frank Pomeroy, pastor de la iglesia, estaba de viaje cuando sucedió la tragedia, pero su hija adolescente, Anabelle, fue una de las víctimas mortales de los hechos ocurridos en 2017.
“Ese día cambió la vida de todos no sólo en la iglesia, sino que en la comunidad también”, expresó el pastor Pomeroy.
El autor de la masacre, Devin Patrick Kelley, murió por suicidio después de que dos testigos armados lo persiguieran mientras intentaba escapar a bordo de una camioneta.
“En su mayoría, todos han perdonado al pistolero”, aseguró Pomeroy. “¿Sigue habiendo dolor? Claro, pero decidimos crear esperanza en la comunidad sobre esa sangre derramada para que no esté en sufrimiento”.
Kelley, de 26 años, fue dado de baja de la Fuerza Aérea en 2014 por mala conducta luego de que fue condenado por golpear a su entonces esposa y agredir a su hijastro. En 2012, Kelley también escapó de un centro de salud mental en el que fue admitido después de amenazar con matar a sus jefes.
La condena de Kelley debería haberle impedido comprar armas, pero la Fuerza Aérea dijo que nunca lo informó al FBI. El error permitió que él pudiera pasar verificaciones de antecedentes penales y comprara el arma de fuego utilizada en la masacre.
Los investigadores han dicho que el ataque parecía provenir de una disputa doméstica que Kelley estaba teniendo con su suegra, quien era miembro de la iglesia pero no estuvo presente en el servicio dominical el día de la masacre.
El recinto de First Baptist Church fue designado como un memorial después de la balacera, pero Pomeroy dijo que la comunidad próximamente decidirá si será demolido.
