Cientos se alejan de casa para huir de la violencia

1,600 personas de Chichihulco están en un albergue en condiciones extremas.

GUERRERO, MÉXICO - Con un plato de sopa caliente, los refugiados tratan de aminorar sus penas. Hace tres días que tuvieron que mudarse a estas instalaciones deportivas obligados por la violencia que los alejó de sus casas. 

"Da miedo, impotencia, porque mis hijos están en un lado, yo en otro", comparte una mujer bajo condición de anonimato. 

En su andar, las familias se dividieron para encontrar refugio, porque eran alrededor de 1,600 cuando salieron de 8 comunidades de Chichihualco, uno de los municipios de Guerrero, en medio de una balacera que le quito la vida a siete civiles e hizo que los agresores se quedaran con todos los inmuebles. 

"Que saquen a toda esa gente porque no es pacífica, vienen a robar todas las casas, las rompen, la iglesia toda la rompieron, quemaron casas", relata uno de los desplazados. 

Ahora, sentados en colchonetas, los habitantes de los pueblos afectados cuentan que sus verdugos eran cerca de 3,000 mil, y llegaron disparando. 

"Eso creen que ayudar a la gente robándole sus cosas, de por sí la miseria por la maldita amapola", lamenta el presidente municipal de Chichihualco, Ismael Cástulo.

Quienes se identificaron como grupo de autodenfensa negaron la agresión y dicen que actuaron porque fueron recibidos a balazos. 

"Veníamos en plan de pacificación a dialogar con la gente", asegura Humberto Moreno, líder de autodefensas. 

Elementos de las Fuerzas Armadas mexicanas vigilan los 8 municipios, que ahora lucen como pueblos fantasmas, y más allá de la sierra porque saben que los grupos criminales continuarán tratando de apoderarse de más territorio.

"Están dos grupos de diferentes ámbitos, composiciones, buscando controlar el paso", explica el general José Terán Valle.

Y mientras los detienen, a los pequeños desplazados no les queda más que plasmar en un papel su deseo de que algún dia puedan vivir en paz en sus hogares.

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