Maestros temen reiniciar clases ante ola de criminalidad

Jordi Carrillo es uno de los 33 maestros de preescolar que decidieron no viajar a la Sierra de Guerrero para iniciar clases porque, afirman, su lugar de trabajo es peligroso y tienen miedo de ser atacados por grupos armados. 

"¿Creen que ese resguardo de esa patrulla o la que está atrás nos van a tener resguardo de aquí a Tlacotepec?", pregunta Carrillo. 

El traslado de los docentes se realizaría en autobús, pero no quisieron abordarlos ya que consideran que la escolta de dos patrullas estatales, no era suficiente. 

"Lo que quiero es que entiendan que tenemos que tenemos que subir por partes y vamos a subir por partes", explica Alfredo Bello Salmerón, delegado de la secretaría de Eduación, en Guerrero. 

A la Sierra de Guerrero solo llegaron 20 docentes, razón por la que 200 escuelas de al menos cuatro municipios no podrán iniciar clases hasta que cuenten con una policía comunitaria. 

La situación en Heliodoro Castillo, uno de los municipios afectados, es crítica. 

"Vivimos una pobreza de manera extrema", afirma uno de los habitantes de Tlacotepec. 

Debido a los cultivos ilegales de amapola y la disputa del territorio por carteles del crimen organizado, la violencia se ha incrementado. 

"El cultivo de la amapola y la cosecha de la misma ha sido la necesidad que ha orillado a la gente a que no tiene otra fuente de ingresos", dice. 

Apesar de ello, el gobernador de Guerrero insiste en que todo está bajo control. 

"Los puntos arriba en la sierra están atendidos; el asunto es también su voluntad", considera el gobernador Héctor Astullido. 

Mientras las autoridades buscan una solución, al menos 2,300 alumnos están sin acudir a una aula escolar.

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