Salieron a gritar por ellas, por las estudiantes brutalmente asesinadas o acosadas a diario.
Angélica estudiaba derecho en la Universidad de Guadalajara y la mataron el lunes por resistirse a un asalto.
Horas antes, Bárbara, otra universitaria, murió atropellada en un cruce donde habían exigido semáforos. Sus muertes detonaron la marcha.
"Ir a estudiar se ha vuelto una aventura en las calles, porque no sabemos si en medio de la oscuridad, a las seis de la mañana, nos pueden asaltar, nos pueden atropellar o incluso nos pueden secuestrar como hace una semana lo intentaron hacer con una compañera", dice Viridiana Cuevas.
Fue la propia Universidad de Guadalajara la que promovió y organizó la manifestación de unos 15,000 alumnos que el miércoles se hicieron escuchar inclusive en silencio, con el puño en alto, en memoria de las víctimas para exigir seguridad.
Luego el aplauso de solidaridad, por estudiantes como una alumna acosada por uno de sus profesores.
"Cuenta que vivió una pesadilla desde que su profesor la acosaba en la escuela", dice la estudiante Ángeles Saray.
El maestro fue despedido, pero no todas las historias terminan bien en un estado marcado por la violencia.
México
Apenas en abril las autoridades de Jalisco confirmaron que tres estudiantes de cine, que habían desaparecido un mes antes, fueron secuestrados, asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido por criminales que los confundieron con integrantes de un grupo rival.
México no debería de ser una película de horror. Por eso dicen que mientras el horror continúe en las calles, ellos seguirán marchando.
