La última morada de niños inmigrantes

La ola de niños inmigrantes que han llegado a Estados Unidos solos han abrumado a las autoridades de Texas, pero los médicos forenses y antropólogos llevan años tratando de identificar a menores que han muerto en suelo texano.

Algunos niños escapan de la violencia de su país y otros de la pobreza, pero muchos de ellos no llegan a su destino y mueren en la frontera de Texas.

“Es triste, es muy triste, y después no sabiendo quienes son ni de dónde vienen y el coyote sabe muy bien que se van a morir y ahí los dejan para que se mueran”, dijo el administrador de un rancho cerca de la frontera Lavoyger Durham.

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Uno de los casos más sonados fue el de Gilberto, un niño guatemalteco que murió tratando de reunirse con su hermano en Chicago.

Su cuerpo fue reconocido por que llevaba el número de teléfono de su hermano, pero hay cientos de cadáveres que nunca encuentran su última morada.

La antropóloga forense Lori Baker, se ha dedicado a extraer muestras genéticas de los cuerpos que no han sido identificados.

El problema es que el único banco de datos para la comparación de ADN no acepta muestras de extranjeros. Aun cuando se extraiga muestra genética de los restos de los inmigrantes, no habrá nada con que compararla para localizar a sus seres queridos.

Esto obliga a las autoridades a enterrar a los menores sin identificarlos y con una placa que dice en muchos casos “hombre no identificado”.

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