WASHINGTON - El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recurrió este viernes a los gestos para tratar de poner orden en las filas del Partido Demócrata, e hizo una visita al Congreso para pedir a los suyos que saquen adelante su agenda económica.
La comitiva de Biden surcó en horas de la tarde las calles de Washington paralizando el tráfico hasta llegar al Capitolio, donde el presidente entró con una carpeta negra bajo el brazo y sin contestar a las preguntas que le gritaban decenas de periodistas.
Cuando uno de ellos le instó a decir si habría o no acuerdo este viernes, Biden se limitó a levantar el pulgar de su mano derecha en señal de que todo va bien.
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Las principales televisiones del país retransmitieron en directo la imagen del presidente caminando con paso acelerado por los pasillos del Capitolio y acompañado de los líderes de las mayorías demócratas en el Senado, Chuck Schumer, y en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
A puerta cerrada, Biden se dirigió a los miembros de su partido, dividido más que nunca entre progresistas y centristas.
Según dijo a Efe una fuente legislativa, el mandatario urgió a las dos partes a hacer concesiones para llegar a acuerdos, al mismo tiempo que reiteró su compromiso con los dos grandes ejes de su agenda: el plan de infraestructuras de $1.2 billones y el plan de gasto social que, en principio, está valorado en $3.5 billones.
"VAMOS A APROBAR ESTO, NO IMPORTA CUÁNDO"
La reunión duró una media hora. Cuando concluyó, Biden volvió a enfrentarse a los periodistas que le gritaron preguntas, hablando unos encima de otros, ante lo que el mandatario reaccionó levantando las dos manos para pedirles calma al mismo tiempo que decía: "Uo, uo, uo, uo".
"Vamos a aprobar esto", afirmó contundente Biden, quien dejó claro que no tiene preferencia por aprobar el plan de infraestructuras antes que el paquete social, como quieren los moderados. Y tampoco tiene prisa.
Así, cuando un periodista le preguntó cuándo se aprobará el plan de infraestructuras, contestó: "No importa cuándo. No importa si es en seis minutos, seis días o seis semanas. Lo vamos a conseguir".
Pelosi había programado para este jueves la aprobación de ese plan de infraestructuras, pero los progresistas se rebelaron y amenazaron con tumbarlo en la Cámara Baja si el Senado no votaba antes sobre el otro paquete legislativo destinado a expandir los programas sociales.
Una de las grandes cuestiones ahora mismo es la cantidad de fondos que se destinará a ese plan social, en el que los progresistas querían invertir entre 6 y 10 billones de dólares, pero que ahora mismo está valorado en $3.5 billones, una cifra aún alta para algunos centristas.
En el encuentro, Biden pidió a sus correligionarios que lleguen a un acuerdo para aprobar un plan valorado entre $1.9 y $2.3 billones, dijeron al diario Politico varias fuentes que estuvieron en la reunión.
Y aunque salió de allí sin acuerdo alguno, sí consiguió al menos dar más tiempo a su partido y recibió más de un halago por su gesto de ir al Congreso, aunque para muchos también llega un poco tarde.
Con Biden ya de vuelta en la Casa Blanca, la intriga sigue y aún no se sabe si la Cámara de Representantes votará o no la ley de infraestructuras antes de iniciar la noche del viernes un receso de dos semanas que de momento sigue en pie.
TELÉFONOS FUERA DE LA SALA PARA EVITAR FILTRACIONES
Una de las notas de color del día la pusieron las filtraciones. Algunos legisladores empezaron a filtrar a los periodistas información sobre una de las reuniones del día mientras se producía, hasta el punto de que el debate que los demócratas estaban teniendo a puerta cerrada se podía seguir por las redes sociales.
Tanto se caldeó el ambiente que el legislador progresista Jared Huffman llamó "idiotas" y "cobardes" a los filtradores.
Tras ese suceso, los congresistas tuvieron que dejar su teléfonos móviles en reuniones posteriores, incluida la mantenida con Biden.